¿Por qué siempre los libros comienzan con agradecimientos? «A M., por estar a mi lado», «A mi familia», «A mis hijas J., H. y E.», yo también he caído en esa dudosa práctica, pero nadie sabe de dónde proviene. ¿Acaso será una forma de exorcizar algún pecado? ¿Una ausencia producto del acto de escribir? O, quizá, será algún atisbo del cristianismo, «dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús» alertaba la primera epístola de Tesalonicenses escrita por Pablo de Tarso. No lo sabemos. Una mera suposición sería que es más grato quedar bien que mal. Ya sabemos que soportar reclamos requiere una paciencia tan alta como el valor de comenzar con desagradecimientos.
Y es que, en la aventura de escribir, uno más de una vez se cruza con canallas. Personajes disfrazados de buenas intenciones. Carentes de voluntad. Y guiados por su deseo de escuchar «he abandonado el proyecto del libro» ven frustrados sus esfuerzos, mientras, ellos, se envuelven de miradas rencorosas. A algunos conozco, a mi pesar son pocos, sino escribiría con más frecuencia y motivación.
Aún no tengo claro en que libro comenzaré con Desagradecimientos. Solo sé que ocurrirá, seguro. Estoy esperando la oportunidad, como un lobo agazapado esperando a su presa. Y es que ésta sensación amenazante refuerza una negatividad, que tiene algo esperanzador. Quizá sea uno de los que, como yo, a veces prefiere escuchar música triste para subirse el animo. Donde suenan los violines, pianos, violonchelos, contrabajos, incluso trompetas… cualquier instrumento sirve para sentirse mejor. O leer algún existencialista para hacer las paces con la vida. Lo real, curiosamente, algunas veces está en la desolación.
Hasta aquí estas amables digresiones.
Como pequeño detalle adelanto uno de mis futuros desagradecimientos:
A todos los que me han jodido. A todos los que me joden ahora y, sobre todo, a los que —de seguro— me joderán en el futuro […]
Tan Motivador.
Desde mi punto de vista, los agradecimientos son esas disculpas veladas que se otorga a quienes han sufrido tus malos modos, tus frustraciones, tu monótona conversación a través de un solo tema (tu libro) hasta poder dar con una forma específica que resolviera esa parte que no se lee con claridad y sobre todo, las personas que te apoyaron para que fuese posible, para que no terminaras abandonando el proyecto y saliese adelante.
Estoy contigo en que hay libros que más merecen un "desagradecimientos" que no es más que agradecer ese desafío constante de querer mostrar de forma contundente que esas personas estaban equivocadas y que tu visión y punto de vista era más fuerte. Vamos, que tenías razón :-D