«La gente nunca está convencida de tus razones, de tu sinceridad, de tu seriedad o tus sufrimientos, salvo si te mueres» dijo Albert Camus, ensayista, novelista y filósofo francés nacido en Argelia. ¿Cómo un informático registra sus razones? ¿A través de sus códigos, de sus notas, de sus pensamientos, o de sus charlas y talleres?
Por algún motivo que desconozco mi madre cuando éramos niños nos decía (a mis hermanas y a mí) que escribir un diario no era buena idea, ¿acaso porque pensaba que era una forma de no afrontar los problemas?, ¿acaso porque creía que un diario es ocultar información a alguien? No lo tengo muy claro, no recuerdo sus razones, no se lo he preguntado. Tengo la sospecha de que es porque para ella no era aconsejable «guardarse las cosas» a través del papel, un desahogo hablado se supone que es mejor.
Hoy pienso diferente: un diario, o escribir algo cada día que registre tus experiencias, es una forma de permanencia, de desahogo, de tranquilidad, y un gesto de bondad hacia ti. No siempre se tiene un interlocutor para ser totalmente sincero —además es demasiado cruel ser bastante sincero—.
La memoria es frágil. A su vez, lo que recordamos nunca es preciso y mientras más pasa el tiempo más impreciso se torna. Cambiamos lugares, cambiamos las reacciones de las personas: pensamos que fue mejor de lo que realmente fue (si es optimista) o las empeoramos (si es pesimista). Todo tiende a volverse borroso.
Un informático debería tener un registro de su aprendizaje y de su trabajo. No es suficiente tener un repositorio con su código, más bien, podría acompañarlo con notas, con apuntes, con pensamientos que tuvo cuando escribió dicho código. Los comentarios en el código no bastan. Pues una cosa es entender lo qué hace el código, otra es entender las razones del porqué lo hiciste y las circunstancias personales detrás de ello. Eso, igual cuenta.
Hay personas que usan un sistema de notas bidireccional como Obsidian o Logseq (second brain), o un newsletter diario; otros, nada más un Markdown con un gestor de versiones. Use el sistema que use, créame, que regresar a leer sus pensamientos después de hoy es una actividad amena para autodescubrirse.
Debo admitir una cosa: leer diarios de otras personas me encanta. Me doy cuenta de que aprendo mucho sobre las experiencias de otros. Anécdotas, aciertos y desaciertos, son todas cuestiones inherentes a la vida humana. Nadie siempre tiene éxito ni nadie siempre fracasa. Esto nos enriquece y nos da experiencia, pues no toda la experiencia es vivida, personal, también se trasmite con los textos si se tiene la suficiente capacidad de reflexión para prestarles atención e importancia.
Sumergidos en un mundo técnico se nos olvida que somos personas. Y eso significa que aspirar a ser mejores de lo que fuimos ayer no es una actitud egoísta, todo lo contrario, pues cuando alguien mejora su entorno mejora (seres queridos).
Registrar el tiempo es un mecanismo para conocerte y para hacer perdurar un fugaz presente que siempre se nos escapa de las manos. Quizá cuando regreses a tu pasado en formato de notas te avergonzarás —o sentirás nostalgia—, o hallarás una mezcla de confusión porque dirás «¿quién escribió esto?» Si eso ocurre, entonces el diario ha cumplido su propósito.
Los detractores del diario (al menos los que yo escuché) piensan que no es buena idea porque escribes pensamientos propios, profundos, personales, normalmente incluso carentes del suficiente contexto para entenderlos completamente y leídos por terceras personas pueden cambiar la visión que estos tienen de ti.
Sobre la idea de agregar vivencia al código, me gustó. Le daré vueltas para ver cómo agregar "historia" al código que escribo y que ahí queda en Github. Gracias por compartir estas reflexiones.
Esto que estás haciendo realmente me motiva, y hace perderme cada día de los comentarios de los pseudo-informáticos que tengo justo enfrente al momento de comentar esto.