Él ahora no quiere programar. De hacer videos en la comodidad de su sótano, abrazado a una imbebible cerveza, su vida no tenía preocupaciones. Así que se propuso ser escritor. Pero no un escritor de código, sino de palabras. De esas palabras que le son esquivas —no sé si el código—. Y YouTube no era suficiente para él; quizá pensó: “Se me da bien crear videos” y aquí su conclusión, “escribir debe ser lo mismo”. Sin embargo, y aunque parezca sorprendente, sí, lo logró. Aun cuando con resultados inesperados. En esta entrada analizo al “Programador Extraviado” junto a su nuevo libro.
El Programador Extraviado (desde ahora PE) publicó recientemente un libro de programación. Lo autoeditó. Titulado: “Aprender a programar con X”, donde “X” es el nombre del un lenguaje de programación que usó en los ejemplos. Hasta aquí todo bien. Si no fuera porque, repetidamente, como quién ha sido atrapado robando y no puede admitir su delito, dice “Hey, pero es un libro de conceptos, no de un lenguaje de programación”. Aquí da inicio a su extravío. Pues si añade “X” al título, y reclama que su libro no es de “X”. Algo confundido lo vemos, o al menos, no tiene la gentileza de evitarle confusiones a sus lectores.
Me armé de valor: iba a encontrar su libro aunque tuviera que buscar en el último rincón de la deep web (no iba a pagarlo, claro). No lo encontré. La vida me hacía un favor, quizá.
Hasta que lo vi en Amazon. Así que me fui a Kindle, di clic en “leer muestra” del libro. Y mis dudas se despejaron. El extravío era mayor de lo que esperaba. Su prosa era magistral en su pensamiento, parece. Porque yo no lo podía detectar. Estaba tan mal escrito, con tantas faltas de ortografía, que no tuvo ni la molestia de usar ChatGPT para evitarlas. Su explicación de conceptos era difusa. Era un criptógrafo en ciernes. Es decir, ¡era un libro de criptografía sin él saberlo! No obstante, a medida que avanzaba en la lectura ésta decaía. Menos él. Porque aparecía su nombre incluso en los ejemplos de código del libro —no podemos decir que tenga problemas de autoestima—. Una escritura desprolija, al igual que su pelo, que parecía haber ocurrido después del primer fin de semana de recibir su sueldo. En el peor bar de la ciudad, consumido por altas dosis de alcohol. Pero ahí está. Ya es escritor.
La vida es generosa. PE lo sabe. Y quiere aprovechar el vuelo. Sus perfeccionistas feligreses aún no lo han detectado y le dan 5 estrellas en Amazon sólo porque no pueden darle 10. Excepto uno. En Goodreads, un sagaz lector lo atrapó y le dio 1 estrella, y con una reseña que vuelve generosa esta entrada.
PE dice que va a continuar escribiendo —a nuestro pesar—. Pero no es extraño. Los escritores —me incluyo— tendemos a ser porfiados. No nos rendirnos ante la adversidad. La escritura no puede esperar. Escribir es un compromiso inquebrantable.
Así pues, sólo nos queda esperar el nuevo libro de PE; eso sí, recemos, para que esta vez lo escriba sobrio.
Qué fortuna para el mundo que no seas PE.
¿Será el programador que inicia con la 'H'?