Una equivocada exaltación
Cualquier persona que aprecia ciertas cosas a lo sumo sabe que, entre toda la maraña de alternativas, están las que son buenas y las que son populares (a secas). Puede haber un libro bueno, como también, un libro popular (no siempre bueno). Similar situación acaece si se compara calidad con fama. No siempre se interceptan ni presupone una correlación.
Inversamente, no todo lo bueno es fácil. La apreciación de las cosas depende de la preparación de quién las observa. Un caso extremo podría ser: un texto popular escrito en alemán, pero dado que no sé alemán, poco y nada puedo decir de él. A lo más, y con algo de suerte, si existe una buena traducción al español, podría al menos acercarme en su entendimiento.
Si cambiamos esta analogía a los textos de informática ocurre en otros niveles: si el libro trata de un tema avanzado, desconocido, poco popular, que le exige al lector mayor prerrequisitos, poco se podrá hacer para comprenderlo aunque se tenga la disposición de intentarlo. Y es que una cosa es querer y otra es poder.
Es evidente que este estado de cosas, producto por una falta de formación teórica, hace que muchos textos sean poco valorados y todavía peor: nunca conocidos. En cambio, otros, más modestos en su forma y estructura que, sin embargo, cuentan con aspiraciones grandilocuentes de parte de sus autores y editoriales, inclinan la balanza a la popularidad.
Tengo una respuesta para esto: acaso esos textos logran reflejar en sus palabras a sus lectores. Como si te vieras al espejo. El trabajo cognitivo es menor, pues, no hay que realizar un esfuerzo en comprender al autor, más bien, es una reafirmación sobre un aprender honesto.
Por eso apoyo el trabajo teórico: no por una presunción de que es mejor a lo práctico. No. Es un motivo que nace de la amplitud: el de buscar ensanchar el conocimiento de un campo sin caer en dogmas locales (en mi área de investigación [optimización computacional] le decimos óptimos locales, nuestro objetivo es encontrar algoritmos que puedan escapar de ellos para acercarse a los óptimos globales [mejores soluciones]).
Y es que combinar un conocimiento teórico (conceptual) y práctico (escribir código) es mejor que privilegiar uno sobre otro. Mi tesis es la siguiente: la única manera de saber qué es la computación es teniendo un profundo conocimiento teórico sumado a la diversión práctica. Esto deviene entre muchas cuestiones a que he leído —y sigo leyendo— a autores que están presentes en algunos de los dos mundos. Y dado que la computación es la historia de añadir más capas de abstracciones, no es difícil aceptar, y menos negar, que un mayor enriquecimiento personal se produce.
Un concepto surge de un trabajo teórico, luego la práctica lo hace real. Pero algo real sin un concepto adosado es como caminar en una habitación con paredes de espejos que, no siendo lo tétrico suficiente, procura roturas en el frágil suelo.
En estos días he estado escuchando I walk beside you de Dream Theater, un tema que a pesar de su simple ejecución, me agrada, y que llevo repitiendo varios días en Spotify. Se lo recomiendo.