Hoy: nada nuevo. Podría terminar esta entrada aquí, sería, si lo pienso bien, el mejor spam que podría entregarles (algo de lógica tendría). Por suerte vi algo interesante, que, más abajo, contaré. Un paréntesis: un buen día para mí consiste en que no haya ocurrido nada nuevo porque todo sigue su curso cotidiano, mundano, sosegado; un sin acaecer. Quizá tiene que ver con la lluvia, unos se escapan de la calle para refugiarse en sus casas, otros, nos quedamos más tiempo en otros lugares (honestos lugares, claro).
Cuando llueve en Barcelona me refugio en dos sitios: las cafeterías y las librerías —y también en los bares, aunque prefiero no revelar mis intentos fallidos de sobriedad—. Además me refugio escribiendo historias en Instagram (sin éxito); mirando a otros pelear por Twitter (con éxito); y asimismo, revisando YouTube (el lugar que me regala más horas al día; sobre el éxito aquí, no sé).
Falta poco para que mi librería favorita cierre definitivamente en Barcelona (creo que lo comenté en alguna entrada previa). Hoy supe la fecha exacta de cierre: 4 de diciembre. Entonces intentaré comprar y mirar mientras tenga ganas y dinero. (Durante mi visita de hoy vi un libro que me llevo a escribir esta entrada.) Se encuentra en calle Balmes en el centro de Barcelona, se llama Alibri (acaso cuando usted lea esto sea mejor decir «se llamaba»).
Grandes alegrías me dio: libros que interceptan la Inteligencia Artificial con la filosofía, buenos libros de divulgación científica y una exquisita y bien cuidada selección de textos filosóficos. Entre ellos hay una sección de lógica que, reside, en la parte superior de los libros de filosofía del lenguaje. Y sí, los libros de lógica están en la sección de filosofía y no de matemática. Como puede saber, existen muchas lógicas, la que me interesa es la lógica formal (o lógica matemática o lógica simbólica)1 porque es la que tiene mayor utilidad práctica en las matemáticas y en las ciencias, y por supuesto, en la computación —debe nacer de eso mi interés—.
La lógica no trata sobre cosas sino de las estructuras de los enunciados. Entonces si estamos analizando el argumento de un texto no nos es relevante lo que dice el texto en sí, más bien, si está bien estructurado y es coherente.
Si digo «Java es el mejor lenguaje de programación, mejor que C y Rust y Python», y más tarde añado: «Rust es un buen lenguaje. El mejor que conozco», entonces he caído en una contradicción. Mi primera afirmación no sostiene a la segunda, hay un sin sentido, no hay una conexión entre la conclusión y sus premisas. Pero ojo: eso no tiene nada que ver con Java o Rust, o si es verdad o no dicha afirmación, simplemente la estructura de premisas y conclusión está mal.
Dar coherencia en lo que dice o escribe es fundamental para comunicarse con efectividad. Alguien que se contradice repetidamente no genera confianza y, a menos que sea político, no será tomado en cuenta.
Aprender a razonar, a pensar con claridad y exactitud, es uno de los beneficios de la lógica.
Le recomiendo la obra de Alfredo Deaño que es, quizá, la obra más importante en español sobre lógica formal.
Este libro, en lógica, se encuentra en la categoría de clásico en nuestra lengua. Es un libro de texto que ha formado a generaciones de lógicos y es un fiel acompañante de personas interesadas en este apasionante tema.
Otro libro que le recomiendo fuertemente para aprender a argumentar es el texto de Anthony Weston:
Bastante ameno y con muchos ejemplos prácticos que, sin duda, harán tener una tarde entretenida a los lógicos lectores.
En computación existe el área del razonamiento automático que es la que hace mayor uso de herramientas de lógica formal. Que, a su vez, pertenece al área de la Inteligencia Artificial Simbólica.
Qué opinas de Introducción a la Lógica de Irving Copi?