Apodada así por los entusiastas de la imaginación, el concepto de «nube» se ha vuelto tan presente como comercial en nuestro «tecnomundo». Ya no se puede decir «Mi aplicación funciona en un computador», que sería lo simple y correcto. No. Ahora hay que decir «Mi aplicación funciona en la nube», y uno, con cierta ingenuidad bordeando el realismo levanta su mirada hacia el cielo buscando una respuesta. Otros, más avezados cambian el verbo «funciona» a «está»; y esto porque ya no quieren indicar una acción, más bien, quieren decir: ¡Está allí! ¡La aplicación reside allí!
¡Allí, en la nube!
¡Allí, en la nube!
¡Allí, en la nube!
Apodada así por los entusiastas de la imaginación, el concepto de «nube» se ha vuelto tan presente como comercial en nuestro «tecnomundo». Ya no se puede decir «Mi aplicación funciona en un computador», que sería lo simple y correcto. No. Ahora hay que decir «Mi aplicación funciona en la nube», y uno, con cierta ingenuidad bordeando el realismo levanta su mirada hacia el cielo buscando una respuesta. Otros, más avezados cambian el verbo «funciona» a «está»; y esto porque ya no quieren indicar una acción, más bien, quieren decir: ¡Está allí! ¡La aplicación reside allí!