Cerca de las 14 h de hoy, desbloqueo mi móvil, tengo una notificación de WhatsApp, y leo el siguiente mensaje: «Hola Camilo, siento comunicarte que dejo el ciclo de programación. Has sido un buen profesor, pero al ver cómo ha ido evolucionando el ciclo he comprendido que no es mi vocación. Muchísimas gracias por todo, un abrazo.» Esto que en un comienzo me dio una pena, paso a ser una sensación de que acaso yo también había fracasado, ¿fallé al no traspasar mi pasión?, ¿fallé al no percatarme de que no estaba comprendiendo lo que le enseñaba? Muchas preguntas me rondaron, solo una respuesta encontré: que hay límites en la enseñanza.
ene 23, 2023·editado ene 24, 2023Gustado por Camilo Chacón Sartori
Camilo, no todo el mundo está destinado a que su actividad principal sea programar. Yo estoy convencido de que mucha gente que empieza a estudiar Informática no tiene ni idea de qué es lo que va a tener que estudiar en la carrera (yo conozco alguno que se apuntó y cuando vio en qué consistían las asignaturas, cambió de carrera, porque no era lo suyo). Puede que, incluso nosotros que amamos lo que hacemos lleguemos a pensar, en algún momento, que es hora de dedicarse a otra cosa. No lo creo, pero no puedo descartarlo... Por tanto, está bien que te plantees si eres buen profesor, porque ello te lleva a mejorar. Pero no tiene sentido que hagas una asociación automática de que cualquier alumno que abandone es porque tú lo estés haciendo mal.
Relacionado con estos cambios de actividad, recomiendo el libro "Amplitud", de David Epstein. Y "El elemento", de Ken Robinson.
Camilo, no todo el mundo está destinado a que su actividad principal sea programar. Yo estoy convencido de que mucha gente que empieza a estudiar Informática no tiene ni idea de qué es lo que va a tener que estudiar en la carrera (yo conozco alguno que se apuntó y cuando vio en qué consistían las asignaturas, cambió de carrera, porque no era lo suyo). Puede que, incluso nosotros que amamos lo que hacemos lleguemos a pensar, en algún momento, que es hora de dedicarse a otra cosa. No lo creo, pero no puedo descartarlo... Por tanto, está bien que te plantees si eres buen profesor, porque ello te lleva a mejorar. Pero no tiene sentido que hagas una asociación automática de que cualquier alumno que abandone es porque tú lo estés haciendo mal.
Relacionado con estos cambios de actividad, recomiendo el libro "Amplitud", de David Epstein. Y "El elemento", de Ken Robinson.