«Hay obsesiones que te persiguen toda la vida» repetía —con insistencia— aquella voz. Aun hoy se materializan cuando acechan por mi rutina: los paseos, los cafés, los libros y ciertas aventuras de dudosa procedencia; y, otras, que prefiero ocultar y callar (porque siempre es bueno tener un salvoconducto contra el futuro).
Obsesiones
Obsesiones
Obsesiones
«Hay obsesiones que te persiguen toda la vida» repetía —con insistencia— aquella voz. Aun hoy se materializan cuando acechan por mi rutina: los paseos, los cafés, los libros y ciertas aventuras de dudosa procedencia; y, otras, que prefiero ocultar y callar (porque siempre es bueno tener un salvoconducto contra el futuro).